¿Cómo descubrir el ADN de un equipo?

¿Qué necesitamos para sacar el máximo potencial que hay en el ADN del equipo que reside dentro de un grupo particular de personas? Aquí hay tres rasgos que continuamente debemos animar, examinar y desarrollar para extraer lo mejor que un equipo tiene para ofrecer.

  1. Una profunda confianza: Los equipos colaboran
    La confianza quizá sea el ingrediente que con más frecuencia se menciona y el máximo común dentro de los grandes equipos ministeriales. Algunas cosas que construyen la confianza:

    • Escuchar las ideas de cada persona de manera intencional, concentrada y reflexiva.
    • Mantener y cumplir las promesas hechas.
    • Lealtad al equipo y miembros.
    • Algunas cosas que quiebran la confianza:
    • Confrontaciones indirectas
    • Retraso de compromisos
    • Hablar de manera crítica sobre alguien que no está para responder
  2. Ningún “elefante”: Los equipos son sinceros
    Cuando decimos elefante, estamos hablando de una carga o distracción muy pesada. Cuando uno permite que un tema no resuelto entre en el ámbito del equipo, crecerá rápido y comenzará a caminar alrededor y rebotará entre la gente tan pronto como nazca. Algunos “elefantes” potenciales que aparecen:

    • Discusiones incompletas
    • Comunicación inadecuada
    • Objetivos indefinidos
    • Roles que no están definidos

    “Los líderes hacen dos cosas: Enmarcan problemas y trabajan conflictos”. – Robert Cooley

  3. Responsabilidad hacia el equipo: Los equipos son comprometidos
    Uno de los aspectos de liderazgo que más agotan a muchos pastores es la necesidad de sostener la responsabilidad por cada una de las personas que dependen de ellos.

Personas diferentes, un mismo Padre

La diversidad siempre estará presente en los equipos, esto tomando en cuenta los distintos dones, experiencias, talentos, intereses, personalidades, etc. Y si a todo esto agregamos que el equipo está compuesto por miembros de distintas culturas, los desafíos, pero también las oportunidades son grandes. Siempre estará el peligro de la mala comunicación, los conflictos o malos entendidos. Para superar estos desafíos debemos recordar quién nos une como un cuerpo, ese es Cristo, y en Él como nuestro vínculo, debemos construir relaciones sólidas donde haya respeto y comprensión, pero sobre todo amor, tal como nos ordena en Su palabra.
Ronald Chunga, servidor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *