Dolor con propósito

El campo no es fácil, y mucho menos el camino hacia el campo. Varios jóvenes recibieron el llamado a temprana edad, pero pasaron muchos años para que llegaran al campo, otros sienten que la iglesia no los apoya, ni sus pastores los escuchan.

“Este tipo de situaciones los lleva, con cierta facilidad, hacia una rebelión contra Dios debido al hecho de nuestra incapacidad para comprender el por qué de determinadas situaciones, circunstancias o experiencias”, dijo Félix Ortiz, sirviendo con Especialidades 625.

Si de verdad sientes que Dios te está llamando, no olvides que las dificultades y el dolor son parte de la preparación, si te rindes porque tu pastor no te escucha, no estás listo para pasar persecución o para cuando las cosas no anden bien en el campo.

“Muchos cristianos han flaqueado en su fe ante la imposibilidad de encontrar una explicación lógica y razonable a su sufrimiento o el de los seres queridos y, ante el aparente o real silencio de Dios en medio de todas estas situaciones.

Muchos cristianos se han sentido solos y abandonados de parte de Dios, defraudados por la falta de acción e involucración del Señor en sus vivencias de dolor y sufrimiento”, dijo Félix.

No te rindas, sigue adelante. Los propósitos de Dios a veces no son evidentes para nosotros, pero todo ayuda para bien (Rom. 8:28) y ese bien, no es cualquier bien.

No se trata de nuestra gratificación o placer físico o emocional, sino de desarrollar en nosotros Su carácter..

Los beneficios del dolor

  1. Nos muestra que algo está mal en nuestras vidas. Es el megáfono que Dios usa para llamarnos la atención.
  2. Nos hace conscientes de nuestra propia y finita realidad como seres humanos. El dolor y el sufrimiento acaban con nuestra autosuficiencia y orgullo.
  3. Nos lleva de vuelta a Dios. Aceptar nuestra fragilidad, incapacidad y vulnerabilidad es la llave para reforzar nuestro caminar y dependencia de Dios.
  4. Nos hace experimentar la gracia de Dios. Su gracia nos es prometida (2 Cor. 2:19), pero no suprimirla, sino para glorificar a Dios con nuestra experiencia.
  5. Prueba nuestra fe. El sufrimiento purifica nuestra fe y la hace más perfecta. Nos ayuda a madurar, crecer y fortalecernos espiritualmente
Dolor con propósito
Jóvenes en mision
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