Peligros en la plantación de iglesias

Al plantar iglesias bíblicas, existen varios peligros presentes a medida que los desafíos y oportunidades avanzan:

  1. Plantar una iglesia réplica:

    Es una iglesia clon de tu iglesia enviadora.

    Sucede al pensar mucho en tu cultura y te reduces a tu experiencia.

    La plantación de iglesias te permite re-pensar lo que es la iglesia, creando una iglesia más bíblica y más relevante para la cultura. Otro peligro es tratar ser una iglesia grande con un equipo pequeño, en lugar de aprovechar las ventajas de ser una pequeña.

  2. Plantar una iglesia reaccionaria:

    Es lo contrario a la iglesia réplica. Sucede cuando las personas han sufrido una mala experiencia en la iglesia.

    Para algunos, plantar iglesias es una forma de huir de su iglesia anterior, en lugar de resolver los problemas o reconciliar las relaciones rotas.

    Para otras, se define en lo que no es. La gente sabe exactamente lo que no quieren ser como Iglesia, pero sin una visión positiva, la iglesia tendrá un aire negativo o una cultura suspicaz hacia otras iglesias, sintiéndose superior a ellas.

  3. Plantar una iglesia romántica:

    Tal vez soñaste con reunirte en un café con un poco de música de fondo y un latte; o con tocar los himnos clásicos con los que creciste; o con sermones de teología de 1 hora.

    Suena la oportunidad para crear la iglesia que soñaste, el problema es que tus gustos personales no crearán necesariamente un contexto ideal para los no creyentes (y como consecuencia para cristianos, ya que para que la vida cristiana sea saludable, debe ser misional).

  4. Plantar una iglesia restauracionista:

    Busca recrear la iglesia del primer siglo, tratando de replicar normas apostólicas. No está mal querer volver a las raíces de la fe, pero el NT tiene diversidad de modelos apostólicos porque éstas se adaptaban al contexto tanto de las personas dentro de la iglesia como también a las personas que querían alcanzar.

    El verdadero peligro está en tener largos debates sobre cómo las iglesias del NT celebraban la cena del Señor, en lugar de evangelizar y discipular.

  5. Plantar una iglesia contextualista:

    Forma una iglesia asemejada a la cultura local con el objetivo de minimizar las diferencias y la confrontación del evangelio.

    El peligro está en reducir el evangelio y no tener nada que ofrecer. La verdadera contextualización no solo busca ser como la cultura, sino identificar dónde el evangelio es diferente a la cultura y cómo la desafía, ofreciendo las buenas noticias y enseñando lo que es el arrepentimiento.

    Por sobre todo, recordemos que lo que hace atractiva a la iglesia para el mundo perdido es el evangelio que proclamamos y la vida comunitaria distintiva que ésta crea.

Por Tim Chester, director asociado del seminario Porterbrook y pastor de The Crowded House en el Reino Unido

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