¿Plantar o revitalizar iglesias en crisis?

La iglesia es comparable con una gran familia, si las circunstancias determinan la llegada de un nuevo integrante es algo muy emocionante, y si hubiera que asistir a algún integrante adulto de una enfermedad muy grave también representaría un desafío para la familia, aunque estaríamos frente a dos situaciones totalmente distintas, pero ambas son parte de la vida.

Creo que una visión correcta del ministerio debería considerar ambos casos como necesarios (plantar o revitalizar) y no escatimar esfuerzos para hacerlo con éxito.

Determinar el cierre o la agonía prolongada de una iglesia que ha vivido días de esplendor es algo muy triste y deberíamos poner en marcha rápidamente un plan de rescate inmediato.

Así también plantar una nueva iglesia representa un gran desafío, que a mi entender requiere de un trabajo de equipo, buena planificación, y una gran dosis de fe.

En muchos casos no es cuestión de elegir, si restaurar o plantar, solo hay que ser sensibles para discernir las condiciones y actuar. Algunas veces tendremos que vestirnos de las ropas de Pablo "el plantador" y otras veces de Nehemías "el restaurador" en los dos casos serán bien invertidos los recursos.

En 30 años de servicio, nos ha tocado vivir las dos experiencias.

Plantar una iglesia, es una experiencia recomendable para toda persona que tenga un llamado pastoral.

El obrero podrá sentir "los dolores de parto" (Gal 4:19) de la formación de discípulos y a valorar cada pequeño detalle que hacen al avance de la obra de Dios y disfrutar cómo poco a poco se da forma a la nueva iglesia.

La desventaja en la plantación puede que se sienta en caso de que haya sido mal planificada, desde el obrero mismo, hasta en la forma como se va a iniciar, el acompañamiento, etc.

En cuanto a la restauración, entiendo que es una gran ventaja si el obrero tiene la brújula en su mano, que marca con claridad cuál es el mejor camino para la iglesia en el futuro, esto será clave para tomar decisiones correctas, acompañado de una visión fresca y sana.

Otra cosa importante en cuanto a la restauración es discernir y acoplar al trabajo al remanente fiel (puede ser una persona, una familia o un grupo) ellos serán de vital importancia para ir generando el nuevo ambiente, serían la pequeña estufa en el lugar frio.

La desventaja en este proceso, es luchar con los fantasmas del pasado, la iglesia no llegó hasta aquí por casualidad, a veces son varios factores y de mucho tiempo, así que es un trabajo que hay que hacer con mucha paciencia y buena conducta para revertir la imagen que ha quedado en las personas.

Aun en el remanente fiel habrá que trabajar y mucho en el nuevo modelo de iglesia, porque existe a pesar de la buena intención, la tentación de volver a lo malo conocido, que lo bueno por conocer.

Por Miguel y Teresa Di Paolo Pastores Iglesia de Dios Córdoba - Argentina

Plantación de Iglesias
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