Saber cuanto y que comunicar

Es necesario que los hijos sepan yestén informados sobre el ministerioque realizan los padres.“Nuestro hijo mayor dice y comentaa otros: ‘nosotros trabajamosayudando a las mamás adolescentes’.

Él se siente parte de la obra de Dios.La dificultad es cuándo es correctoinvolucrarlos y sobre qué temasdeben enterarse ellos; con el fin deevitar los problemas o dificultades enel hogar, o preocuparlos por cosasque no deberían”, dijo JhonatanPortugal, sirviendo con SIM Suiza enPerú.

Incluso cuando el misioneroexperimenta dificultades y pruebas,puede ser una bendición en la vida delos hijos.

“A veces, el misionero seve obligado a compartir suúltimo y único recurso conalguien que necesita más queél, sin saber dónde y cuándollegará la próxima ayuda. Peroa veces también, el misionerorecibe honores, regalos, esmuy apreciado”, dijo LucianoVicente, misionero de lasAsambleas de Dios en Brasil.

¡Transmitir estas verdadesa nuestros hijos les causarámucha menos inestabilidad!El diálogo sobre diferentes temas tambiéndebe ser una práctica constante, caso contrariolas presiones del ministerio pueden afectar a lapaz de la familia.

“Hablar sinceramentecon los hijos sobre susalegrías e inquietudes,y orar con ellos esesencial.

Como alguiendijo: ¡Saber decir no, esun gran ahorrador detiempo!”, dijo GonçaloManita, brasilerosirviendo en España.Los padres tambiénpueden ayudar alos hijos a tenerexpectativas realistassobre los cambios,algo de mucha ayudaen cada fase de la vidamisionera.

“Saber esperarinterrupciones enla cotidianeidadlos hace másalertas. Porejemplo, esperarque las cosasrequieran mástiempo y manode obra: ir decompras, cocinar,etc.”, dijo Cindy,sirviendo enKenia.

“Hay que saber esperar y estar listos paralos desafíos de varios tipos; y tener en cuentaque todos reaccionarán a la transición y loscambios de diferentes maneras, contribuye pauna mejor comunicación”, concluyó Cindy

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