Una evacuación inesperada
en Guatemala, algo que todavía los tiene asombrados es que luego de un año de capacitación misionera y de un largo proceso de trámites para obtener la visa para servir a largo plazo, Dios interrumpió sus planes.
“Al principio nos causó frustración, ya que al estar en un corto período en el campo tuvimos que evacuar milagrosamente y con una aceleración que no entendíamos, volvimos a nuestro país en un vuelo inesperado y milagrosamente reunimos las finanzas para nuestros boletos y los nuestros hijos.”
Es así como el día de año nuevo, llegaron a la Ciudad de Guatemala.
“Pasados los meses y con la llegada del COVID-19 entendimos claramente que Dios nos había evacuado amorosa y milagrosamente para pasar la cuarentena de una mejor manera, ya que en el campo nuestras circunstancias hubieran sido más difíciles como familia por muchas y variadas razones”, dijo Karen.
Para ellos, el estar de vuelta y rodeados de su familia sanguínea y espiritual, les recuerda a la historia de Lot, cuando Dios lo sacó huyendo junto a su familia de la destrucción que vendría sobre Sodoma y Gomorra.
“Dios literalmente nos arrastró y nos sacó de prisa, huyendo del virus y nos trasladó en un ambiente más seguro y confortable, Dios nos ha mostrado así una vez más Su cuidado y protección como familia misionera”, finalizó Pedro.