¿Estamos limitando a otros en su compromiso en las misiones?
Debemos tener cuidado con los malentendidos cuando movilizamos a otros. Aunque tengamos buenas intenciones, lo que decimos y lo que pensamos no es lo mismo que van a entender los oyentes.
Por ejemplo, podríamos decir misiones y significa aquellas acciones o actividades que expresan la misión de Dios de ser y hacer discípulos. Sin embargo, el oyente sentado en el banco de la iglesia escucha la palabra misiones e inmediatamente lo define como algo que los jóvenes de la iglesia hacen viajando una semana al año.
Necesitamos movilizar y comprometer a TODOS los creyentes a la tarea misionera. No obstante, muy frecuentemente limitamos involuntariamente el compromiso en la misión por causa de nuestra enseñanza. Los miembros de la iglesia, entonces, sólo se verán a ellos mismos en una pequeña parte de la Gran Comisión.
Podríamos limitar involuntariamente la misión de Dios como algo:
· Exclusivamente hacia las zonas no alcanzadas del mundo
· Exclusivamente para la obra local
· Solo para los jóvenes
· Solo para ayudar a los pobres
· Que puede realizarse en un par de semanas por año
· Que ofrendamos y oramos para enviar a otros a hacer
Algunos grandes pastores y misioneros han enseñado que Si tú no estás llamado a ir, tú estás llamado a ofrendar y orar por los enviados, pero esta no es una verdad absoluta. Si, estamos llamados a dar y orar, pero también estamos llamados a ir no solo a las zonas no alcanzadas del mundo sino llamados a salir de nuestras zonas de confort y vivir nuestra fe fuera de las cuatro paredes de la iglesia.
IR es llegar a tu trabajo y ser testigo de Cristo. IR es ser luz intencional en nuestra comunidad donde vivimos.
Dios a enviado a cada hijo Suyo para que lo representen a Él, y tenemos que ayudar a movilizarlos para que reconozcan que donde estén pueden ser sal y luz.
Todos los cristianos son llamados. Pero, esto no significa que todos viajarán con destino a Asia. Este llamado va a ser distinto para cada persona, y esto es porque necesitamos personalizar nuestra movilización como personalizamos el discipulado. Necesitamos caminar con ellos para ayudarlos a descubrir todas las maneras que ellos pueden servir a Dios en la Gran Comisión, tanto donde viven la vida cada día y como ellos también pueden ser parte de la obra a nivel mundial.
Por Chris Conti, Coordinadora de movilización y comunicación del SIM Latinoamérica