El “nuevo obrero” latino

¿Qué perfil de misionero se necesita hoy? En líneas generales, estas características y habilidades deberían estar presentes en nuestro candidato/misionero:

  1. Aprende y usa el idioma local en donde sirve. Aprender bien un idioma no es solo cuestión de tiempo o de recursos financieros; es necesario dedicarse, convivir con los locales y ser disciplinado.
  2. Conoce cómo manejar conflictos tanto con su equipo como con la gente local. Muchos obreros tienen problemas a la hora de manejar los conflictos con la gente local y los equipos multiculturales.
  3. Se adapta a la cultura local y preguntar por lo que está haciendo mal. El misionero que le da prioridad a las relaciones puede cubrir multitud de pecados lingüísticos por el amor que demuestra por la gente.
  4. Coopera y se somete al liderazgo nacional. Cuando se levantan líderes elegidos por Dios, el obrero debe someterse a ellos, sin temor a perder el status que ha adquirido en ese lugar.
  5. Es un discípulo que hace discípulos. Hacer discípulos en otra cultura conlleva nuevos desafíos, inexistentes en la cultura del misionero, que se vuelven difíciles si no has sido y hecho discípulos antes.
  6. Se convierte en un pastor de pastores, y siervo de siervos. Pastorear no es solamente enseñar, dar órdenes, ser obedecido; involucra, igualmente, aconsejar, dedicar tiempo y no por obligación.
  7. Es interdependiente. Es decir, dependes de otros, tal y como otros pueden depender de ti. Le damos la impresión equivocada a la gente si nos portamos como si fuéramos autosuficientes.
  8. Se enfoca en las relaciones personales. Necesitamos la ayuda de la gente, así como ellos necesitan la ayuda que les venimos a brindar de parte del Señor. Es el modelo de jesús.
  9. Es resiliente. Es la resistencia del obrero a las dificultades en su ministerio y en su vida, en cuanto a sus pensamientos, actitudes, relaciones y, sobretodo, depende de su comunión con Dios.
  10. Trata de ser invisible. Al estilo de Juan el Bautista: disminuir para que Cristo tomen su debido lugar (Jn. 3.30). En tiempos de mega-personalidades evangélicas, hacerse invisible es un desafío.

Levi de Carvalho, director del área de investigación de COMIBAM

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *