El nuevo obrero latino
¿Qué perfil de misionero se necesita hoy? En líneas generales, estas características y habilidades deberían estar presentes en nuestro candidato/misionero:
- Aprende y usa el idioma local en donde sirve. Aprender bien un idioma no es solo cuestión de tiempo o de recursos financieros; es necesario dedicarse, convivir con los locales y ser disciplinado.
- Conoce cómo manejar conflictos tanto con su equipo como con la gente local. Muchos obreros tienen problemas a la hora de manejar los conflictos con la gente local y los equipos multiculturales.
- Se adapta a la cultura local y preguntar por lo que está haciendo mal. El misionero que le da prioridad a las relaciones puede cubrir multitud de pecados lingüísticos por el amor que demuestra por la gente.
- Coopera y se somete al liderazgo nacional. Cuando se levantan líderes elegidos por Dios, el obrero debe someterse a ellos, sin temor a perder el status que ha adquirido en ese lugar.
- Es un discípulo que hace discípulos. Hacer discípulos en otra cultura conlleva nuevos desafíos, inexistentes en la cultura del misionero, que se vuelven difíciles si no has sido y hecho discípulos antes.
- Se convierte en un pastor de pastores, y siervo de siervos. Pastorear no es solamente enseñar, dar órdenes, ser obedecido; involucra, igualmente, aconsejar, dedicar tiempo y no por obligación.
- Es interdependiente. Es decir, dependes de otros, tal y como otros pueden depender de ti. Le damos la impresión equivocada a la gente si nos portamos como si fuéramos autosuficientes.
- Se enfoca en las relaciones personales. Necesitamos la ayuda de la gente, así como ellos necesitan la ayuda que les venimos a brindar de parte del Señor. Es el modelo de jesús.
- Es resiliente. Es la resistencia del obrero a las dificultades en su ministerio y en su vida, en cuanto a sus pensamientos, actitudes, relaciones y, sobretodo, depende de su comunión con Dios.
- Trata de ser invisible. Al estilo de Juan el Bautista: disminuir para que Cristo tomen su debido lugar (Jn. 3.30). En tiempos de mega-personalidades evangélicas, hacerse invisible es un desafío.
Levi de Carvalho, director del área de investigación de COMIBAM