Evolución del concepto de autocuidado

En la comunidad cristiana, el tema de autocuidado en la vida del misionero llegó a ser visto como una actitud “egoísta” o como una señal de “falta de fe”. Históricamente las primeras familias misioneras dejaron su país con la absoluta confianza que el Dios de la misión las cuidaría en todo y que nada les faltaría, Dios era percibido como el único que cuidaba del misionero.

Posteriormente, en la época moderna, las agencias misioneras asumieron una lectura interdisciplinaria sobre la vida misionera y del ejercicio del cuidado del misionero en forma integral. Al final se concluyó que muchos casos de retorno prematuro podrían haberse evitado si se hubiese dado un cuidado del misionero en forma más proactiva y por “todos” quienes participan en esta empresa Divina y humana.

En la actualidad, como bien lo han indicado diversos misioneros con especialidad en salud mental, como es el caso de Kelly O’Donnell, el cuidado del misionero es responsabilidad no solo de Dios sino también; del mismo misionero, del equipo, de quien envía, de los especialistas cuando fuere necesario y de las redes que proveen estos servicios de cuidado. Esta evolución o madurez del concepto del cuidado del misionero que ahora es más interdisciplinario e integral no se limita solamente a descansar en el cuidado de Dios.

En esta nueva época, quien sirve en misiones asume una actitud individual e interdependiente siendo más proactivo, preventivo y responsable al cuidar de su espiritualidad, su mente, su cuerpo y relaciones, sin que se sienta que será criticado como falto de fe, emocionalmente inmaduro o hasta egoísta.

Dr. Carlos Pinto, psicólogo clínico y familiar, director asociado de Cuidado Integral, COMIBAM Internacional

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