¿Te gustaría dejar de comer?
¿Has pasado algún día sin comer? Si lo llegas a vivir, terminarás débil y enfermo.
Lo mismo ocurre con tu vida espiritual, porque la Biblia es el alimento necesario para tu alma. Si llegas a pasar mucho tiempo sin leerla, va a sentirte espiritualmente débil y enfermo, aunque existen muchos cristianos que se la pasan con una «comida» a la semana (algunos tal vez dos), en la iglesia los domingos.
Pero así como no podrías sobrevivir mucho tiempo con una o dos comidas físicas a la semana, ¿cómo podrá hacerlo sin una rica vida espiritual?
Job consideraba más necesaria la Palabra de Dios que su alimento físico diario (Job 23:12). Jesús llegó a citar el Antiguo Testamento para declarar que el hombre, para vivir, necesitaba de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4; vea Deuteronomio 8:3). Pedro llamó a las Escrituras leche nutritiva (1 Pedro 2:2) y el escritor a los Hebreos opinaba que la Palabra era un alimento sólido (Hebreos 5:14).
Extraído del libro Métodos de estudio bíblico personal de Rick Warren, pastor y escritor estadounidense
A los ojos de los hombres
He sido creyente por más de 20 años y luego de tanto tiempo, he visto que he dado muchas cosas por sentado acerca de la fe. La rutina y cultura ‘cristiana’ nos llevan a adoptar formas de vida que a los ojos de los hombres se ven sanas y piadosas.
Pero eso no es suficiente para sostenernos en momentos de la prueba. Lo difícil es reconocer eso y cambiar aquellos hábitos que se arraigan en nuestros corazones y que solo una fuerte y dolorosa intervención de Dios puede cambiar para Su gloria.
Por Bruno, sirve en China
Más que una lista de peticiones
Lamentablemente hay personas que reducen la oración a una lista de peticiones en una forma preconcebida que se supone ‘debe tener’.
Sin embargo, es imprescindible que tengamos claro que cuando de nuestra comunicación con Dios (oración) se trata, va mucho más allá de una teoría o forma sistemática. Consiste más bien en el estar conscientes de y viviendo permanentemente en la Presencia de Dios.
Entonces, conforme más profundizamos nuestra relación con Dios, logramos entender que la oración, más allá de una obligación o deber cristiano, es un deleite, un tiempo de estrecha cercanía, intimidad con Dios, y por qué no decirlo, también una poderosa arma de guerra.
De tal forma que, sin duda alguna, la oración es parte fundamental de la identidad, de la vida espiritual de todo seguidor de Cristo.
Por Hazel Salvatierra, trabaja en la Fraternidad de Apoyo Misionero de Guatemala – FAMGUA
