Despidámonos de los estorbos
Obstáculos
La falta de visión bíblica. Cuando no hay convicción sobre lo que Dios nos ha mandado a hacer en Su Palabra y no entendemos el propósito de ese mandato, no podremos movilizar a la Iglesia a orar, ofrendar ni ir.
La falta de información adecuada. Necesitamos conocer sobre la labor misionera, sus avances, necesidades, luchas y éxitos.
Debemos conocer cómo Dios está obrando en el campo para generar conciencia de lo necesario que es la oración y el apoyo económico.
La falta de compromiso permanente. Si la Iglesia no entiende que los misioneros se apoyan tanto en sus compromisos económicos como espirituales, siempre habrá desertores.
La oración y los fondos son importantes para el desarrollo de la obra misionera y cuando alguien se compromete por un período determinado de tiempo, se espera que el compromiso sea tomado con responsabilidad, seriedad y veracidad.
Movilización es discipulado avanzado
La movilización misionera fluye automáticamente con el discipulado. Si alguien está en la Palabra y la iglesia está enseñando la Biblia, automáticamente esta persona mirará el mundo de manera diferente y querrá involucrarse en la obra.
Un pastor debe decir:
“Que cada miembro de mi iglesia no sea sólo motivado ni inspirado, sino que se involucre orando, dando, yendo y/o movilizando.”
Discípulos haciendo discípulos hasta lo último de la tierra, cumpliendo así la misión de Dios.
Un discípulo maduro busca conocer cada vez más el corazón de Dios. Al conocer lo que Dios quiere, entiende que es importante el participar en el ir y compartir a todo el mundo y hacer más discípulos.
“La movilización es un producto del discipulado. Todos los cristianos somos llamados a participar en la misión de Dios. Y reconocemos que la movilización no se aplica sólo a los individuos sino a la vez a las iglesias. Las congregaciones alrededor del mundo deben esforzarse en responder a la Gran Comisión”, dijo Jeff Hahn, Director de SIM para las Américas.
