Imagina que mi tía Matilda ha horneado un bizcocho, y se lo entregamos a un grupo de los mejores científicos mundiales para que lo analicen.
Los bioquímicos nos informarán sobre la estructura de las proteínas, las grasas y otros componentes del bizcocho; los químicos, sobre los elementos contenidos en él; los físicos podrán analizar el bizcocho en términos de las partículas fundamentales; y los matemáticos, qué duda cabe, nos ofrecerán una serie de elegantes ecuaciones para describir el comportamiento de esas partículas.