Un llamado de la selva
Por un buen tiempo, los pueblos indígenas y tribales han sido el rostro de las misiones, pero a medida que las puertas al evangelio se han ido abriendo en lugares más desafiantes; estos campos para la evangelización han sido descuidados. Hoy en día, pocas iglesias tienen visión misionera para llegar a las tribus, si bien hay un despertar hacia misiones en las iglesias, estos esfuerzos están apuntando principalmente a enviar misioneros a la ventana 10/40, dijo Pedro Hocking, fundador de la misión Segadores, una organización que trabaja en la selva del Perú. Imagínate tomar una pequeña lancha, navegar por muchas horas a lo largo de un río y a medida que oscurece no se ve nada y sonidos extraños se empiezan a escuchar, todo con el fin de llegar a una pequeña comunidad en lo profundo de la selva. Cumplir el mandato es la muestra de nuestra obediencia a Dios, trabajar con un grupo específico de personas, no depende de lo que esté de moda a nivel de las misiones, sino de descubrir cuál es tu llamado de parte de Dios y tu rol en la Gran Comisión, dijo Edwin Pinedo, misionero entre las comunidades indígenas de Venezuela. Trabajar en la selva es un escenario completamente distinto ya que cada comunidad tiene diferente trasfondo, tradiciones, cultura, leyendas y mitos que tenemos que entender y respetar para mostrarles el amor de Dios (Hechos 17). Esto a veces crea una dificultad para aquellos que tienen llamado misionero a corto plazo, porque trabajar con comunidades requiere de un compromiso a largo plazo, añadió Pedro. Debemos anhelar ir donde nadie nunca antes ha oído el evangelio (Rom. 15:20), y no esperar que el avance de la tecnología haga el trabajo por nosotros, algunos pensarán que de alguna u otra manera la globalización está ayudando a la evangelización mundial, a través de las tecnologías y el internet, y no es falso, pero no es del todo acertado. Existen lugares donde la señal del teléfono es limitada o comunidades indígenas que están estancadas en el tiempo, donde no encontrarás ni siquiera una pizca de modernidad, dijo Brando Estrada, misionero en las comunidades indígenas del Brasil. La razón de las misiones radica en el mandato de Dios, Él quiere que todas las naciones le conozcan, le adoren y le sirvan (Ezequiel 38:23). Obedecemos el mandato porque amamos a Dios. Y el experimentar Su amor, nos debe mover a alcanzar a todos los pueblos, incluidos los pueblos indígenas o tribales, para Su gloria (Hechos 13:47). Pidamos a Dios que nos haga sensibles al llamado que se escucha de cientos de personas desde lo profundo de la selva.