Hay tranquilidad en el corazón del obrero

Salir al campo involucra todo un proceso de transformación. Si bien el obrero sabe que es su llamado y confía en que Dios cuidará de él a donde vaya y de la familia que se queda aquí, es inevitable que haya sentimientos encontrados y cierta preocupación por lo que pasará con la familia que de alguna manera está dejando atrás.

Alexandra Mantilla, directora del Departamento de Cuidado Integral de FEDEMEC en Costa Rica, sirvió un año fuera en un viaje de corto plazo, y vivió en carne propia esta situación.

Si me preguntan qué lo más difícil, para mí fue, siendo hija única, saber que mis padres, adultos mayores, se quedaban solos en Costa Rica y que, si necesitaban algo, yo no iba a estar allí para ayudarles, menciona.

Y ella no estaba sola en lo que sentía. Anualmente son miles los misioneros que salen del campo y se enfrentan a esta situación, haciendo aún más difícil la adaptación al campo.

El obrero tiene su corazón dividido o su mente dividida. Por eso hablamos de arreglar los asuntos antes de salir y así no tener tu mente en dos lados a la vez. Se requiere concentración y una entrega a la vida nueva, comenta la Dra. Jessie Ritchey, consultora de cuidado integral.

Alexandra realizó una encuesta entre misioneros latinoamericanos para averiguar si en sus países de envío, tanto su iglesia como su agencia acompañaban a sus familiares más cercanos y solo el 20% respondió que sí.

Al 80% que respondió que no, les pregunté si les gustaría que alguien lo hiciera y el 92% respondió que le gustaría mucho. Con esto reforcé la idea de que esa necesidad de que alguien acompañara a mis padres de una manera más cercana no era sólo cosa mía, sino que era una necesidad que muy pocos estaban atendiendo en América Latina, agrega Alexandra.

El obrero que sale de su lugar natal tendrá que adaptarse a una nueva vida, pero lograrlo será doblemente difícil si en su mente está esa preocupación porque no hay nadie en su ciudad que se ocupe de su familia cercana.

Ayudar a la mamá mientras lleva al esposo al hospital, ayudarla con la medicina, sentarse a su lado mientras su esposo es operado… eso no solo impacta a la familia, sino que tranquiliza mucho el corazón del obrero, sobre todo cuando sabe que hay una persona que sabe cómo hacer este tipo de trabajo y lo hace por amor a ellos y a sus padres, menciona la Dra. Ritchey.

En definitiva, las consecuencias de que haya un grupo respondiendo a esta necesidad, cuidando de los padres o familia cercana del misionero, son 100% positivas.

Trae tranquilidad y confianza al misionero, saber que alguien acudirá en caso de que sus padres o familiares necesiten ayuda, finaliza María Lola Moreno, directora de Impacto Mundial.

Las familias son la brújula que nos guían. Son la inspiración para llegar a grandes alturas, y nuestro consuelo cuando ocasionalmente fallamos.

Brad Henry, político americano

Hay tranquilidad en el corazón del obrero
Cuidando de los que se quedan
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