Una labor llena de desafíos

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Trabajar en la traducción de la Biblia, como cualquier otro trabajo, presenta desafíos que pueden afectar a los diferentes equipos y, aprender a manejarlos y superarlos, definirá el éxito o el fracaso del proyecto. A los desafíos propios de la labor de traducción que dificultan el proceso, se le suman las preocupaciones de cada uno de los miembros del equipo, sus relaciones con la comunidad y también con las condiciones de trabajo. “La financiación siempre es un desafío mayúsculo, pero también condiciones como no tener agua potable, internet de calidad y luz estable nos ha condicionado en el pasado”, comenta Maynor Mora, traductor en Guinea Ecuatorial.

¿Cómo desarrollar un buen trabajo y mantenerse enfocado cuando no se sabe si se tendrá el dinero suficiente para continuar? ¿Si habrá luz durante la noche para seguir trabajando? La falta de condiciones básicas puede afectar el desempeño del grupo, pero a la vez permite que la confianza en la provisión de Dios aumente.

De acuerdo con Maynor, otra de los principales inconvenientes para los misioneros latinos tiene que ver con la obtención de visas, ya que por temporadas se dificulta, produciendo un mayor estrés en los traductores. “También tenemos desafíos espirituales, definitivamente el enemigo no quiere ver personas libres por el conocimiento de la verdad”, agrega.

Pero ¿cómo podemos ayudar a quienes se encuentran en esta labor? Ahora que conocemos algunas de sus luchas, podemos no solo recurrir a la oración, sino también a mantener el contacto con ellos para renovar sus ánimos y a enviar apoyo financiero que en cierta medida pueda aliviar la carga, ayudándoles a recordar que Quien los envió, no los dejará nunca.

Un mensaje que salva

Cuando pensamos en las misiones y los misioneros, siempre se vienen a la cabeza aquellos que dejan su hogar, tierra y costumbres, para trasladarse a un lugar nuevo, hablar a otros de Jesús y enseñarles acerca de la Biblia. Pero uno de los frenos más grandes es cuando en ese lugar no existe una Biblia en el idioma de quienes allí viven.

A pesar de la globalización y de los avances del Evangelio, esta continúa siendo la realidad de muchos pueblos y tribus alrededor del mundo. ¿Cómo alcanzarlos cuando no tenemos las herramientas? ¿Cómo llevar el mensaje cuando surge una barrera tan grande como el idioma?

La traducción bíblica es, de alguna forma, la base de las misiones. El Evangelio es un mensaje que salva, cura y consuela, y la alegría que experimentan quienes logran escucharlo por primera vez en su propio dialecto, con sus propios conceptos, es indescriptible. ¿No merecen todos el poder experimentar esto?
Fuimos llamados a dar a conocer el amor de Jesús a todo el mundo. Pero no solo a ese “mundo” que habla español, inglés o alemán, sino a todos los rincones, sin importar la lengua o costumbres que tengan. Dios también los ama, no los ha olvidado y quiere llegar a ellos. Y los traductores bíblicos son parte fundamental de esa tarea.

Aunque pueda parecer un tema muy lejano, la iglesia tiene muchas formas de apoyar. A través de esta nueva edición de VAMOS, deseamos que cada uno de nuestros lectores pueda conocer un poco más del trabajo que implica la traducción bíblica, de cómo atender su llamado a esta profesión –si es que lo tienen- y aprender de qué formas pueden apoyar a los equipos que ya están en el campo.

El amor de Dios no tiene idioma, rompamos las barreras y alcancemos hasta el último rincón.

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