Dios llama y la iglesia envia
A veces es difícil distinguir entre un llamado genuino y el entusiasmo temporal por las misiones. Nuestro objetivo debe ser saber cómo identificar el llamado real para involucrarte en la obra del Señor.
Muchas veces se toman decisiones basadas en emociones, y no en lo que Dios quiere de nosotros; o en su defecto, la persona tiene el llamado, pero no lograr dar el siguiente paso, que es obedecerlo, dijo un estudiante de los cursos en línea.
En vez de preguntarte, ¿Cuál será la voluntad de Dios para mi vida?, debes preguntarte, ¿Dónde Dios está trabajando ahora y cómo puedo involucrarme? o quizás ¿Qué es lo que Dios quiere que haga ahora?
Dios nos llama de muchas maneras, y Él trabaja en cada persona de manera distinta.
Nadie más nos dirá o confirmará cuál es nuestro llamado. Es un asunto entre nosotros y Dios. Al caminar con Él, verás cómo te guía, y, sobre todo, conocerás Su corazón.
El llamado de Dios a servir en misiones es personal, y no se puede estar esperando a que los demás hagan lo que yo debo hacer, es decir, que me pongan todo fácil para que yo pueda ir a misiones. Cada persona que hemos sido llamados tenemos que tomar acción en pos del llamado que Dios nos ha hecho, preparándonos en todos los aspectos (preparación integral), y no solo esperar a que llegue el tiempo de Dios para servir y nosotros estar sin haber hecho nada en el proceso; lo cual provocará que muy posiblemente estando en el campo misionero, dicha persona se dé cuenta que no estaba capacitada para servir como Dios nos lo pide (y como Dios se lo merece) , dijo otro estudiante de los cursos en línea.
Dios es Quien envía. El primer elemento clave en la selección y envío del misionero es que el Espíritu Santo es Quien lo hace: Como ellos servían al Señor y ayunaban siempre, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme a Bernabé y a Saulo, porque los he llamado para un importante trabajo.» Hechos 13:2
Como líderes de iglesias y agencias misioneras somos responsables de hacer una buena selección, tomando en cuenta no solo si alguien debe ir al campo, sino también cuándo. Es emocionante que los candidatos tengan mucha pasión por servir, pero nos toca guiarlos, e incluso, a veces frenarlos.
Apoyen a los candidatos, así como Pablo apoyó a Timoteo. Estén mano a mano antes, durante y después del proceso. El papel que juega el pastor es muy relevante tanto para apoyar al misionero como para sembrar una semilla correcta en el corazón de la Iglesia, dijo Luz González, coordinadora de envío para AMIES en Puerto Rico.
ero no es ni el misionero, ni la agencia, ni la Iglesia quien tiene el control del proceso, sino Dios mismo. Él llama y la iglesia local ratifica la autenticidad del llamado y es la que envía.
No vayas a ningún lugar sin la bendición de tu pastor ni de tu iglesia local, es muy peligroso moverte sin la cobertura de tus autoridades espirituales y de tu iglesia local, dijo Mauricio Sainz, sirviendo con Preciosa Sangre.
¡Qué Dios nos ayude a enviar responsablemente obreros preparados!