Coordinando el regreso

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Tu tiempo en casa no tiene que estar completamente planeado, pero será de ayuda tener algunas ideas de cómo pasarás el tiempo, incluso las expectativas de tu iglesia, etc

  • Informar a tus líderes, tanto de la agencia como de la iglesia y pedir su ayuda.

  • Escribir a tus ofrendantes y pedirles que oren durante esta transición e informales acerca de tu deseo de reunirte con ellos.
  • Si estás regresando al campo, asegúrate de recordarles a tus ofrendantes que su apoyo todavía es necesario para este tiempo en casa. Si estás terminando tu servicio en el campo, puedes pedir a tus ofrendantes que te continúen apoyando por unos cuatro meses mientras estás en transición.
  • Empezar a organizar tu calendario para tu tiempo en casa. Comunica que día o tiempo estarás disponible para dar un informe.
  • “Regresando a casa: La transición del retorno” por Ron y Bonnie Koteskey. Buscalo en www.movilicemos.org

    TODO ha cambiado

    Muchas veces los misioneros tienen expectativas tan altas que sufren de un fuerte estrés al volver.

    Cuando regresas, puedes sentirte muy solo, afligido, desilusionado, poco entendido, deprimido e irritado con la gente a tu alrededor, así como con tu propia cultura.

    Desafortunadamente las expectativas pueden estar basadas en lo que una vez fue la verdad, dos o cuatro años atrás. Durante este tiempo todo puede haber cambiado. Tú, tus amigos y familia, tu iglesia y tu cultura.

    Tú has cambiado. Antes de que te fueras, manejabas tu auto a la tienda de la esquina, tirabas la comida que sobraba, descartabas las bolsas plásticas sin pensar. Ahora caminas media cuadra, llevas la comida sobrante del restaurante a casa y guardas cada bolsa. Pablo había cambiado, él se lo dijo a la gente de su país de origen, sobre cómo perseguía a los seguidores de este Camino, de cómo quedó ciego por una luz sobrenatural y que había sido enviado a los gentiles (Hechos 22).

    Tus amigos y familia han cambiado. Solías pertenecer al grupo, sabias donde encajabas con todos tus amigos, confiaban en ti y te escuchaban. Mientras estabas afuera, nueva gente llegó al grupo y tus amigos se involucraron en diferentes actividades. Ahora te sientes como marginado, no entiendes los chistes o de lo que se ríen y puedes malinterpretar las cosas que dicen o hacen.Tu iglesia ha cambiado. Cuando te fuiste, puede haber sido una iglesia con mente misionera, pero ahora nadie se ve muy interesado en las misiones. Cuando tratas de compartir tu experiencia misionera, la gente te puede escuchar educadamente por unos pocos minutos y luego regresar a una conversación emocionante sobre cómo le está yendo al equipo de fútbol. Cuando Pablo volvió a casa de su primer periodo de servicio misionero (Hechos 15), la gente de la iglesia decía que sus convertidos no eran salvos. Al final del tercer período de Pablo (Hechos 22) la gente de su denominación estaba emocionada. Sin embargo, cuando fue a la iglesia principal del pueblo, la gente lo oyó educadamente hasta que mencionó su llamado misionero, ahí ellos pidieron por su muerte.Tu cultura ha cambiado. Alvin Toffer escribió El Shock del Futuro en donde señala que la cultura ahora cambia tan rápido que la gente que vive en ella apenas puede mantenerse al ritmo. Gente que se fue de su cultura por varios años regresan a una cultura un tanto diferente de la que dejaron. Algo tan simple como caminar en una tienda o comprar algo puede ser abrumante.por Ronald L. Kotesky Ver el material completo aquí: https://movilicemos.org/recursos/despues-al-regresar/lo-que-los-misioneros-deben-saber-al-regresar-casa

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