10 Consejos para lograr un buen trabajo en equipo en la era del individualismo
En una época como ésta, ¿cómo logramos que exista el trabajo en equipo?:
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Entendiendo que todos somos distintos:
Cada uno de los que pertenecen a tu equipo son distintos, llegan al equipo con sus fortalezas, debilidades, cultura, trasfondo, aptitudes y actitudes únicas, no esperes que por estar en el equipo todos deben actuar de la misma manera. -
Dándole a cada persona su lugar:
No todos somos buenos en todo, reconocer públicamente lo que cada miembro sabe hacer, hará que se sientan valorados y querrán aportar aquello en lo que son buenos, así el equipo logrará sus objetivos. -
Conociendo el objetivo principal:
Es muy importante que todos conozcan el objetivo principal del ministerio, necesitan saber qué se espera de ellos de manera grupal e individual; cada uno aportará de manera distinta, pero es la suma de todos sus esfuerzos lo que llevará al equipo a alcanzar al éxito. -
Teniendo buena comunicación:
Esto es vital para lograr grandes resultados y el equipo trabaje de manera fluida, se necesita que todos los miembros del grupo se conozcan, se entiendan y reciban información, que comuniquen cada acción, idea, o proyecto que llegue a afectar al equipo. -
Enfocándose en el nosotros y no el yo:
Es elemental dejar de hablar en singular y comenzar a hablar en plural, dejar el: yo hice , y remplazarlo por el: nosotros hicimos ; este cambio debe ser implementado por todos sin importar el cargo o función. -
Compartiendo vida y verdad:
Si bien en el campo misionero realizaremos una labor, es esencial que como equipo existan tiempo de socialización y de crecimiento espiritual: noches culturales, tardes de juegos, retiros espirituales, devocionales, campamentos, almuerzos juntos. -
Generando un sentido de pertenencia:
Es necesario que todos los miembros del equipo reconozcan que son parte de un equipo, y que cada miembro es necesario para cumplir con una función específica dentro del ministerio, agencia misionera o iglesia local. -
Reconociendo y celebrando los resultados:
Por, sobre todo, debemos reconocer y celebrar a Cristo, como el hacedor de la obra, pero reconocer de manera simbólica los logros de quien haya hecho las cosas bien ayudará a mantener saludable la naturaleza del equipo. -
Motivando y apoyando al equipo:
Esta no es responsabilidad solo del líder sino de todo el equipo, se debe constantemente alentar al equipo, dar retroalimentación sobre qué proyectos o actividades van por buen camino y ayudar a mejorar a quien lo necesite. -
Tiempo para formarse y reflexionar:
La preparación del misionero no acaba al llegar al campo, cada miembro debe tener tiempo para continuar formándose y aprendiendo, ya que lo que uno aprenda resultará beneficioso para el crecimiento del equipo y sobre todo la gloria de Dios.
Manuel Aguirre, movilizador con México a las Naciones