Miles de millones aún esperan

El discipulado de las naciones es mucho más que hacer que los no alcanzados escuchen el evangelio o plantar iglesias en donde no las hay. Por sobre todo eso, está el hecho de darle a toda criatura una oportunidad justa de crecer en Cristo.

Cuando pensaba en los budistas, quizás como muchos, imaginaba monjes en los himalayas con túnicas meditando y tocando campanas, pero al adentrarme al mundo budista me di cuenta que todo era diferente.

Alrededor de 3,3% de la población mundial es budista. Sin embargo, para muchos de nosotros, el budismo sigue siendo relativamente desconocido. Muchos la entienden como poco más que una religión distante y pacífica practicada por asiáticos en tierras lejanas. La verdad, es que el budismo es una de las religiones de más rápido crecimiento en el mundo. Su crecimiento numérico y su influencia cultural aumentan exponencialmente cada año.

Aunque me falte papel para hablarte de todo lo relacionado con el budismo, sus creencias, ideologías, tipos y demás quiero brindarte un panorama para que entiendas el corazón de sus seguidores, llevarte a las experiencias vivas del campo, escuches su clamor, conozcas sus necesidades y brindarte lo esencial que necesitas saber para que te sientas cada vez más cerca de ellos y tengas un involucramiento genuino en tu aventura de fe con el Señor.

Mi oración es que tu corazón se encienda por estos pueblos y que seas movilizado a involucrarte a alcanzar a estos más de 1.3 mil millones de budistas que aún no han tenido la oportunidad de escuchar el evangelio y que están esparcidos en su mayoría en Asia y por los vastos campos de cosecha.

Ellos están clamando y buscando una esperanza para detener su sufrimiento espiritual. Algunos se postran ante ídolos tallados en piedra o madera, mientras que otros siguen cuidadosamente las prácticas religiosas que les han enseñado por generaciones. No hay momento más oportuno que ahora para alcanzar a quienes todavía no han escuchado del Evangelio.

La historia de Dios todavía está siendo escrita, y solo por mera gracia, nos invita a formar parte de ella. Lo único que te pide es tu obediencia. ¿Estás listo para el desafío?

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