Siempre será un desafío

El trabajo en equipo no es fácil, requiere de tiempo, planificación y en ese proceso nos vamos dando cuenta que estamos creciendo en los dones y frutos del Espíritu Santo. Para cumplir la Gran Comisión, las habilidades y dones de cada uno son importantes. Algo que he podido discernir en estos años de servir mentoreando equipos, es que es importante rendir cuentas a Dios, al líder y llevar a los integrantes a que den respuesta al llamado de Dios en el contexto que se encuentran.
Lucy Narváez Gonzales, peruana, misionera IWP

“La clave del alto rendimiento reside no en el contenido de las discusiones de un equipo, sino en la manera como este se comunica en medio de ellas.” Alex Pentland, en el artículo “La nueva ciencia de construir grandes equipos”

La emoción de Marco, un joven paraguayo, seguía en pie a pesar de las más de 18 horas de vuelo. El ver el desierto, camellos y palmeras a lo largo del aterrizaje lo llenó de energía. Salir del avión y sentir los más de 50ºC a su alrededor, escuchar un idioma que no era suyo y ver gente vestida totalmente distinta a su propia cultura, le daba la convicción que era el lugar donde Dios lo había llamado a estar.

Todo parecía marchar de maravilla, hasta que llegó la hora de encontrarse con el equipo con el que trabajaría por los próximos 6 meses. “La mayoría éramos latinos, con excepción de unos cuantos extranjeros, y me dije: ‘¡Qué bueno! Me sentiré como en casa’ ya que todos compartimos cosas en común, pero la realidad fue otra”, dijo Marco. Al comienzo, Marco sentía que había una buena relación con todos los miembros de su equipo, pero las cosas fueron cambiando con el tiempo. “Los primeros en disgustarse con nuestra presencia eran los coreanos y japoneses, a las dos semanas en nuestra reunión dijeron que éramos muy ruidosos y que hablábamos mucho sin llegar al punto; al mes los estadounidenses y los suizos se quejaron por nuestra impuntualidad y falta de responsabilidad sobre las fechas límites. Sentía que nos estaban atacando, a pesar que no veía nada malo desde mi punto de vista, solo estábamos siendo nosotros mismos”, añadió él.

Con el tiempo, entendió que su cultura no era la misma que la de los demás y junto al grupo de latinos, decidieron cambiar por el bienestar del equipo y del ministerio. “Vimos cambios para bien en nuestro equipo, nos empezamos a llevar bien y servimos a Dios juntos, evitando los conflictos, aunque nos costó al comienzo, entendimos que era necesario conocer a las personas con las que servirás y estar siempre prestos a comunicarse y escuchar. El tiempo pasó, cada uno volvió a su hogar, pero quedaron amistades significativas para toda la vida”, finalizó Marco.

Los líderes resuelven sus conflictos

No es correcto pensar que un cristiano debe callar y aceptar todo el mal o abuso y ser sumisos para la gloria de Dios. Como líderes, necesitamos entender que nos toca discernir cómo actuar. La Biblia dice “bienaventurados los pacificadores…” (Mateo 5:9), pero no significa que debemos evitar el conflicto para mantener una supuesta “paz”. También, la Biblia dice que no debemos juzgar (Mateo 7), pero ser líder es juzgar en el buen sentido de la palabra, con el deseo genuino de guiar a la persona.

  • Amar es confrontar lo malo.
  • Perdonar no es aceptar que sigan actuando mal.
  • Ser amable no es igual a no hacer lo correcto.

Como líderes nos toca resolver nuestros conflictos.
Christina Conti, movilizadora en Perú

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *