Autocuidado: El gran desafío para el obrero
Hicimos una encuesta a varios obreros, pastores, misioneros, y entre las respuestas comunes encontramos 4 principales razones por las que es difícil aplicar cuidado con uno mismo.
1. Culpabilidad frente al cuidado personal
Una gran parte de la aversión de las personas al autocuidado es sentirse culpable por tomarse el tiempo para sí mismos. Algunos pueden incluso ir tan lejos como para decir que el cuidado personal no es bíblico. Creo que luchamos con el cuidado personal porque creemos que es egoísta o creemos que debemos morir a nosotros mismos y sacrificarnos por los demás, tal como lo hizo Cristo. Pero olvidamos que incluso Él se tomó un tiempo para estar solo o para estar con el Padre. Dormía, comía y descansaba. ¿Por qué creemos que no necesitamos hacer esas cosas?, dijo Richelle Webb, misionera de SIM. Cristian, misionero latinoamericano, compartió que la culpa era la razón principal para no reconocer su necesidad de descansar; pospuso el cuidado personal hasta que fue demasiado tarde: quedó con repercusiones psicológicas. Dios te creó y sabe lo que necesitas para operar de la mejor manera posible, y preparó el trabajo que se ajustaría a tu vida. La única manera en que puedes vivir una vida que honre el plan de Dios es dándole a tu templo el cuidado que requiere para estar completo para Dios, dijo Cristian. Por otro lado, muchos misioneros se sienten culpables por irse de vacaciones o tomar descanso por el temor de estar gastando las ofrendas en algo que no las incluye, o si los ven descansando, habrá menor envió de ofrendas, o situaciones similares. En este caso es necesario hacer más visible a nivel ministerial la necesidad de descanso en los misioneros, la importancia de las ofrendas, su uso adecuado; y la sensibilización acerca del trabajo en el campo.
2. Mal concepto de efectividad
La cultura ministerial tiene gran efecto en nosotros y, esta nos ha impuesto que el obrero que no está lleno de actividades, no es efectivo. Sin embargo, esta es una mentira disfrazada y es necesario enseñar la verdad de que la efectividad o éxito ministerial depende en una vida espiritual, física y emocional saludable. Sin ello, podemos caer en estrés innecesario y en el ya conocido síndrome de quemado. Es importante conocerse uno mismo. Saber que productividad no significa trabajar, también ser productivo en la vida de uno, es tomar días de descanso. Un misionero latino mencionó: Si no soy intencional en conocerme, esto va desde qué cosas me drenan a cómo descanso, no voy a poder reconocer cuáles son mis señales para saber qué necesito. Esto es muy peligroso porque si desconocemos como nuestro cuerpo nos habla no vamos a saber que necesita y cómo cuidarlo.
El misionero tiene que entender las funciones de la iglesia y de la agencia para con él y mantenerlos informados de sus necesidades. Mario Loss, quien sirvió en Uruguay
3. Falta de fe o autosuficiencia
Tenemos que ser sinceros, muchas veces, la falta de importancia que damos al descanso, es por temor de que la obra no se realice como es debido. Pensamos erróneamente: Si no lo hago yo nadie más lo va a hacer o si lo hacen otros, no va a estar bien hecho. Para autocuidarse y tomar tiempo libre, uno tiene que humillarse, darse cuenta que no somos la respuesta a todos los desafíos en el mundo y que el mundo puede y va a continuar sin ti, dijo Jessie Ritchey, consultora en el cuidado de obreros. Entonces, parar un poco, separarse del trabajo y cuidarse no va a ser el final de todo. Quizá estamos pensando que si nos permitimos unos días para descansar, la obra se va a venir abajo como si dependiera 100% por ciento de nuestro esfuerzo. ¿esto es así? A veces olvidamos que solo somos obreros y Dios es el responsable de su obra.
4. Falta de organización personal o de límites sanos
Varios creemos que mientras estemos solo trabajando para el Señor, uno siempre estará bien. Sin embargo, esta premisa eclipsa la importancia de otras áreas que, al descuidarlas, no nos permite vivir íntegramente. El deseo de servir a Dios y guiar a otros en el camino del Señor muchas veces ocupa una gran parte de nuestro tiempo. Es necesario que aprendamos a tener un equilibrio, dijo Henrique, misionero brasilero sirviendo en Chile. Puede ser difícil también por la falta de un esquema equilibrado de prioridades, en donde el obrero en sí mismo no cuenta, porque es el encargado de dar cuidado a otros, y él es el último en la lista, o no establece límites sanos. Hay muchas personas a las que les cuesta poner límites, dicho de otra forma, hay muchas personas a las que les cuesta decir “no”. Cuando no se establecen límites sanos en la vida y en el ministerio es normal que nos veamos abrumados ante las demandas de otros, y esto es debido a que, de manera inconsciente creemos que “las necesidades de todos los demás son más importantes que mis necesidades” y actuamos conforme a esa creencia.
Entonces, ¿necesitas corregir tus limites frente a otros o a lo mejor organizarte mejor? ¿cómo puedes empezar?
Mira más sobre este tema en la edición Autocuidado, cuidándome para cuidar mejor: https://bit.ly/AutocuidadoVamos