Primeros pasos para involucrarme

Pasar de la parte teórica a la práctica puede ser un gran desafío. Quizás después de leer acerca de la importancia sobre el cuidado a la familia de los misioneros, muchos sientan que quieren hacerlo, que desean empezar a involucrarse.

Pero se detienen al pensar que se necesitará tener ciertos estudios, pasar por evaluaciones o tener mucho tiempo disponible durante la semana. Debes saber que no es así y que lo más importante, ante todo, es estar dispuesto a hacer algo.

Entonces, ¿qué puedes hacer para empezar a cuidar de las familias de los obreros que conoces? En primer lugar, organiza una lista de quiénes son. ¿Qué misioneros forman parte de tu mundo? ¿A quiénes conoces? Piensa tanto dentro como fuera de tu iglesia, y luego, piensa en sus familiares.

Una vez que los has ubicado, puedes empezar a incluirlos en tus oraciones. Ora por ellos y pide a Dios que prepare tu corazón para estar dispuesto a ayudarles en lo que necesiten.

Luego, empieza a actuar. Pero, ¿qué significa esto? Básicamente, contáctalos. Puedes acercarte a conversar un domingo al finalizar el servicio o darles una llamada durante la semana y preguntar cómo están.

Como Jessie Ritchey, consultora de cuidado integral, menciona, a veces solo quieren hablar.

Muéstrate interesado en cómo se encuentran, pregúntales por sus familiares obreros y, por último, ofrécete a asistirlos en caso de necesitar algo. Recuérdales que estás ahí para ellos.

Continúa orando por ellos y haz que las llamadas o visitas se conviertan en un hábito. Es normal que no puedas hacerlo todas las semanas, pero incluso si lo haces una vez al mes o cada dos meses, estás marcando una gran diferencia. ¡Todos podemos empezar por algo!

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