Jesús también dio su vida por ellos
El mundo musulmán es un lugar donde Cristo no ha sido predicado. Los musulmanes son un pueblo sediento de Dios, pero que busca en un camino incorrecto. Dios ama a los musulmanes tanto como a los cristianos, es por eso que debemos alcanzarlos (Mt. 28:19), dijo Pedro, sirviendo en Chile.
La forma de alcanzarlos varía en estrategia pero no en su contenido. En nuestras sociedades occidentales ponemos mucho énfasis a la oración de confesión o hacemos que levante su mano o pase adelante para orar. Queremos resultados inmediatos. Pero en el contexto musulmán, no ocurre de esa manera, esta es la razón por la cual la persona que está acostumbrada a los resultados inmediatos se desanima con el tiempo y quiere renunciar. Debemos dejar que Dios se ocupe de cuándo exactamente nuestro amigo musulmán entrará en Su reino, y más bien enfocarnos en animarlo a mantenerse en Cristo, dijo Jonathan Ritchey, sirviendo con la ACyM Ecuador.
Como hijos de Dios, discípulos de Cristo, es nuestra labor testificar. Nuestras palabras deben reflejar nuestras acciones diciendo: No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído (Hechos 4:20).
60% de los más pobres del mundo son musulmanes
80% de los refugiados del mundo son musulmanes
86% de los musulmanes nunca han conocido a un seguidor de Jesús.